Las causas por las que nuestros dientes pierden su color natural son numerosas: la más común es el consumo de tabaco o bebidas como el café, los refrescos de cola o el vino, que tienen un color fuerte; pero también pueden tener alteraciones en el tono de su dentadura personas que han estado sometidas a un largo tratamiento con tetraciclinas (un tipo de antibiótico); o quienes sufran problemas en la composición de los dientes, como la fluorosis (exceso de flúor) o falta de calcio, por ejemplo.
El blanqueamiento dental más habitual es un tratamiento poco agresivo basado en la acción del peróxido de carbono (H2O2), coloquialmente conocido como agua oxigenada. Éste, al entrar en contacto con calor o una luz especial, se descompone en radicales (agrupamiento de átomos) de agua y radicales libres de perhidroxilos que son capaces de actuar tanto en el exterior como en el interior del diente, blanqueando así el esmalte y la dentina, estructuras de las que depende el color de los dientes.
Atractivo físico. Teniendo en cuenta que el peróxido de carbono está presente en numerosos productos que tienen la misión de acabar con las manchas o modificar el color del elemento al que se aplique (por ejemplo, está presente en detergentes para la ropa), el resultado exitoso del blanqueamiento dental es incuestionable.
Aunque el color de los dientes está determinado genéticamente, la tonalidad de éstos se mide a través de guías de colores estandarizadas que van desde el más blanco hasta el más oscuro hasta alcanzar un máximo de 15 tonalidades. La más conocida es la «Lumin Vacuum» (guía Vita). Gracias a un blanqueamiento con peróxido de carbono, podemos reducir entre 5 y 14 tonos, lo que significa que una sonrisa muy amarillenta o grisácea puede volver a lucir su blanco original.
Sin embargo, existen casos en que el paciente presenta manchas profundas en sus dientes o en que sus dientes presentan un un color amarillento intenso. En estos casos extremos, un blanqueamiento dental con peróxido de carbono no sería suficiente para devolver a los dientes su tono blanco habitual. Así, para blanquear los dientes de este tipo de pacientes, la mejor alternativa sería el uso de carillas dentales, bien de porcelana o bien de composite.
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